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El SIBO es el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Conocido por sus siglas en inglés Small Intestinal Bacterial Overgrowth (SIBO), es una condición que afecta a un número significativo de personas y está estrechamente relacionado con el síndrome del intestino irritable (SII). Aunque a menudo se pasa por alto, el SIBO puede ser la raíz de numerosos problemas digestivos y extradigestivos, afectando la calidad de vida de quienes lo padecen. 

En este artículo, la nutricionista responsable del servicio de nutrición de IM CLINIC, Marina Jiménez, te explica qué es el SIBO, sus síntomas, causas, métodos de diagnóstico y las diferentes estrategias de tratamiento para abordarlo de manera efectiva.

En condiciones normales, el intestino delgado contiene una cantidad limitada de bacterias. Sin embargo, en el SIBO, estas bacterias crecen en exceso, causando una disbiosis o desequilibrio en la microbiota intestinal. 

Aunque no se considera una “enfermedad” por sí misma, sino una manifestación de un problema subyacente, es importante tratarlo debido a sus numerosos síntomas y efectos adversos. Estudios indican que hasta un 70% de los casos de síndrome de intestino irritable (SII) pueden estar relacionados con el SIBO.

Los síntomas pueden ser tanto digestivos como extradigestivos.

Síntomas digestivos

  • Gases excesivos: Hinchazón, distensión, dolor y flatulencia, en mayor o menor grado, especialmente después de comer. Si los síntomas empeoran al final del día, podría ser un indicio de SIBO, es decir, si te levantas bien pero al final del día tienes una barriga hinchada, es posible que lo tengas. Los gases son producidos por las bacterias al metabolizar los alimentos, cuando generan ácidos y gases como producto: dióxido de carbono, hidrógeno, metano y sulfuro de hidrógeno.
  • Alteraciones en el tránsito intestinal: Diarrea, estreñimiento o una alternancia entre ambos. Un tránsito intestinal saludable implica evacuaciones diarias.
  • Distensión abdominal: Sensación de hinchazón y presión en el abdomen.
  • Mal aliento: Olor desagradable proveniente de la boca, causado por los productos de desecho bacterianos.
  • Déficits nutricionales: Debido a la mala absorción de nutrientes.
  • Malas digestiones: Sensación de pesadez, náuseas, acidez, reflujo, dispepsia, gastritis, dolor, presión… frecuentemente asociadas a una insuficiencia de enzimas digestivas.

Síntomas extradigestivos

  • Dolores de cabeza o articulares: Malestar general en la cabeza o las articulaciones.
  • Depresión o ansiedad: Problemas de salud mental asociados con el desequilibrio intestinal.
  • Niebla mental: Dificultad para concentrarse o pensar con claridad.
  • Fatiga: Cansancio extremo y prolongado.
  • Problemas de piel: Erupciones cutáneas, acné u otros problemas dérmicos.
  • Inflamación generalizada: Sensación de inflamación en todo el cuerpo.
  • Alteraciones hormonales: Desequilibrios hormonales que pueden afectar varios sistemas corporales.
  • Problemas autoinmunes: Agravamiento de condiciones autoinmunes existentes.

El SIBO en sí mismo ya es bastante causa de molestias y hay que tratarlo. Puede ser causado por varios factores subyacentes y es importante identificar y tratar estas causas para prevenir recurrencias. Las principales causas son:

  • Intoxicación alimentaria: La causa más común. Puede desencadenar una respuesta autoinmune que afecta la motilidad del complejo migratorio motor (MMC), permitiendo la acumulación de bacterias.
  • Adherencias: Causadas por cirugías, infecciones, traumatismos o endometriosis.
  • Medicamentos: Algunos medicamentos pueden alterar la flora intestinal.
  • Enfermedades autoinmunes: Condiciones como hipotiroidismo, enfermedad de Crohn y celiaquía.
  • Tóxicos, infecciones o parásitos: Elementos externos que afectan la microbiota intestinal.
  • Alteraciones en la válvula ileocecal: Disfunción de la válvula que conecta el intestino delgado con el grueso.
  • Estrés crónico: El estrés prolongado puede afectar la salud intestinal.
  • Falta de enzimas digestivas o ácido clorhídrico: Condiciones que impiden la adecuada digestión de los alimentos.
  • Mala alimentación: Dietas desequilibradas o basadas en productos procesados pueden promover el crecimiento bacteriano.

Existen varias pruebas para diagnosticar el SIBO:

Test de aliento: Consiste en ingerir una solución de lactulosa o glucosa y medir los gases exhalados (hidrógeno, metano y sulfuro de hidrógeno) a intervalos regulares. Este test debe durar 180 minutos, soplando al menos cada 25 minutos y el día anterior debes hacer una dieta preparatoria e ir en ayunas. Un aumento significativo de estos gases en los primeros 90 minutos indica un SIBO positivo.

Test de anticuerpos en sangre: Mide la autoinmunidad ocasionada por intoxicación alimentaria y puede ayudar a diferenciar el SIBO de otras enfermedades inflamatorias. Esta prueba en sangre mide las alteraciones en el complejo migratorio motor (MMC).

Tipos de SIBO

El sobrecrecimiento bacteriano intestinal se puede clasificar en:

  1. SIBO de hidrógeno: Se da cuando principalmente hay proliferación excesiva de bacterias que generan gas hidrógeno.
  2. SIBO de metano: Ocurre cuando se da sobrecrecimiento de arqueas metanogénicas. Este tipo de SIBO también se denomina IMO (Sobrecrecimiento metanogénico intestinal).
  3. SIBO de sulfuro de hidrógeno: las bacterias reductoras de sulfuro consumen hidrógeno y compiten con las arqueas metanogénicas.

Para ofrecer un tratamiento eficaz, el primer paso es buscar la causa del SIBO y descartar antes otras patologías. Como el objetivo principal es conseguir una mejora del paciente, mientras se busca la causa, se pueden ir eliminando aquellos alimentos que no se toleran bien e intentar reparar el intestino con una buena nutrición antiinflamatoria y un correcto estilo de vida. 

En el tratamiento del SIBO hay varias estrategias:

  • Medicación: Los antibióticos como la rifaximina son comúnmente utilizados. Otros antibióticos, como el metronidazol o la neomicina, también pueden ser efectivos. Pero recuerda que los antibióticos solo pueden ser administrados bajo prescripción médica.
  • Herbáceos: Plantas con propiedades bacteriostáticas, antifúngicas o antivirales, como el aceite de orégano, aceite de tomillo, berberina, alicina, ajenjo, canela y neem, entre otros.
  • Suplementos: Es importante un tratamiento coadyuvante a los antibióticos que se focalice en tratar la causa que ha provocado el SIBO. Enzimas digestivas, magnesio, vitamina D3, glutamina, omega 3, enzimas proteolíticas, antifúngicos y carbón activado pueden apoyar el tratamiento.
  • Probióticos: Estimulan el sistema inmune. Ayudan a equilibrar la microbiota, mejorar la permeabilidad intestinal y reducir la inflamación.
  • Gestión del estrés: Fundamental para el tratamiento, ya que el estrés crónico tiene implicaciones orgánicas que favorecen la proliferación de las bacterias.
  • Dieta: Dietas concretas para SIBO pueden ser útiles para reducir los síntomas y ayudar en el tratamiento, aunque no son la solución. Estas dietas tienen el objetivo de no alimentar a las bacterias. Por lo general, se restringen los carbohidratos que fermentan, llevando a cabo la dieta baja en FODMAPs. La dieta baja en FODMAPs no está hecha para seguirla toda la vida, sino que tiene carácter transitorio en su fase estricta (1-2 semanas) debiéndose progresar para evitar generar más disbiosis, pues sin fibra, la microbiota saludable se verá afectada y la recuperación puede verse comprometida.

Alimentos ricos en carbohidratos fermentables:

  • Fructosa: Frutas como manzanas, peras, y mangos; miel; jarabe de maíz alto en fructosa. Puedes saber cómo se metaboliza la fructosa en nuestro organismo.
  • Lactosa: Productos lácteos como leche, queso blando y yogur.
  • Fructanos: Trigo, cebolla, ajo, alcachofa, espárragos.
  • Galactanos: Legumbres como frijoles, garbanzos, lentejas, soja.
  • Polialcoholes: Sorbitol, manitol, xilitol, maltitol, presentes en algunos edulcorantes artificiales y en frutas como ciruelas, manzanas y peras.

El tratamiento del SIBO debe ser integral, con el objetivo de tratar tanto la eliminación del sobrecrecimiento bacteriano como la corrección de las causas subyacentes y el tratamiento de los síntomas.

Si necesitas más información sobre el SIBO o una dieta para tratarlo, no dudes en contactar con el servicio de nutrición de la clínica IM CLINIC.

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