La braquioplastia o lifting de brazos es una operación de cirugía plástica que permite mejorar la forma y la tersura de los brazos, en personas que sufren flacidez extrema.

Habitualmente, si también existe un cúmulo de grasas, se lleva a cabo una liposucción de la zona antes de eliminar el exceso de piel de la cara interna del brazo. Para llevar a cabo esta técnica debe practicarse una incisión que, en casos leves, se esconde en la región axilar. Sin embargo, en los casos más severos, la cicatriz discurre a lo largo de la línea media de la cara interna del brazo. Si existe una extrema flacidez con poco excedente graso, es posible realizar la corrección cutánea sin practicar la liposucción previa.

Es un procedimiento totalmente normal y puede durar hasta un mes después de la intervención.

El postoperatorio no es doloroso, aunque sí un poco molesto los primeros días. Durante los primeros días es recomendable que duermas con un cojín que te permita elevar los brazos hasta 45º.

El lifting de brazos permite devolver al paciente un brazo bien definido, sin exceso de piel y habiendo corregido esa molesta sensación que se produce en la cara interna del brazo.
Debe tenerse en cuenta que en personas con la piel muy laxa y que jamás han realizado ejercicio físico, es posible que, con los años, la piel aparezca de nuevo algo flácida. Sin embargo, difícilmente se llega a la situación anterior a la operación de braquioplastia.

A partir del séptimo día después del lifting braquial, notarás cómo poco a poco la inflamación va desapareciendo. A partir del mes empezarás a apreciar los resultados de la operación, aunque no será hasta los 6 meses cuando podrás comprobar el 100% del resultado final.