El embarazo, del esfuerzo del parto, de sufrir sobrepeso, de un traumatismo, de un gran esfuerzo abdominal (como transportar un peso excesivamente pesado)… Pueden causar  una diástasis abdominal. Esto es una separación excesiva de los músculos rectos situados en el abdomen. El resultado es un vientre abultado, no como consecuencia de la grasa, sino de la distensión de la musculatura. Puede parecer sólo un problema estético,  que preocupa a la persona que lo sufre, pero suele tener consecuencias físicas y funcionales. En el siguiente artículo te explicamos qué es la diástasis abdominal y cómo puedes tratarla. 

¿Qué es la diástasis abdominal? 

Cuando decimos que una persona sufre una diástasis abdominal significa que existe una separación de los rectos abdominales causada por un daño en el tejido que los une. Pero, ¿qué son los rectos abdominales? Son los músculos que, si los trabajamos a fondo en un gimansio, forma el “six pack” o “tableta de chocolate”. Entre estos músculos, llamados rectos abdominales, existe un tejido cuya principal función es unirlos. Cuando su estructura se ve alterada por una excesiva tirantez, como es el caso de un embarazo o personas con un abdomen muy voluminoso, puede acabar por provocar la diástasis. 

Este tipo de problema funcional y estético puede producirse a cualquier edad, en hombres y mujeres, tanto si se realiza o no deporte de forma habitual… Si bien es cierto que, durante el embarazo, se calcula que dos de cada 3 mujeres sufrirán una diástasis de rectos en el tercer trimestre, aunque muchas recuperar la zona, a otras no les es posible.

Síntomas de la diástasis abdominal

La diástasis abdominal provoca un vientre de aspecto flácido y descolgado. O, incluso, podrían aparecer bultos al realizar algún esfuerzo. Sin embargo existen otros síntomas, más graves que afectan a la calidad de vida de la persona que los sufre como: incontinencia urinaria, prolapso, dolor pélvico, mala estabilización del centro corporal, dolores de espalda, problemas digestivos, malas digestiones, gases, posibilidad de herniación de las vísceras abdominales…

La mejor forma de confirmar que existe una diástasis abdominal es recurrir a un especialista. Un fisioterapeuta o un médico puede confirmar esta lesión. Además, se puede completar el diagnóstico con una ecografía u otras pruebas médicas. 

Especialista examinando si hay diástasis abdominal.

Cómo tratar la diástesis abdominal

En función de la gravedad de la diástesis abdominal, existen dos tipos de tratamientos: tratamiento terapéutico (fisioterapia) o cirugía. Cuando la paciente tiene una diástesis leve, se puede tratar desde diferentes técnicas de rehabilitación que tienen como objetivo trabajar la musculatura abdominal. En este tipo de tratamientos se busca realizar ejercicios de reeducación postural y trabajo abdominal guiado mediante técnicas de bajo impacto hasta lograr la mejora del tono abdominal. Una vez conseguido, la segunda fase del entrenamiento estaría destinado a incrementar la intensidad para comprobar que en actividades del día a día como cargar peso, la pared abdominal resiste. Todo ello, puede ir acompañado de radiofrecuencia que nos facilitará la recuperación del tejido conectivo y a volver a reestructurar las fibras de colágeno y elastina. 

Abdominoplastia, la cirugía para tratar la diástasis abdominal

Cuando la diástasis es más grave o viene acompañada de hernias, la cirugía es la solución más eficaz. En estos casos, la abdominoplastia es la técnica quirúrgica clave para corregir la musculatura, retirar la grasa sobrante del abdomen, reparar las hernias y estirar la piel. Además, puede recolocarse el ombligo caído y, al eliminar parte de la piel, también se eliminan parte de las estrías que hayan podido aparecer en la zona abdominal.

Con esta intervención se consigue realizar una sutura en los músculos rectos y así, volver a unirlos y recuperar la firmeza de la pared abdominal. La intervención dejará una cicatriz justo encima de la línea del vello del pubis, no será visible al situarse debajo de la línea del biquini y sus dimensiones dependerán del alcance de la cirugía. 

Después de la cirugía, se recomienda utilizar una prenda de presoterapia durante las primeras cuatro semanas, así un tratamiento postoperatorio terapéutico tanto para acelerar la recuperación como para mejorar la zona abdominal.

Si existe grasa localizada en la zona, algo bastante habitual,  combinar con una lipoescultura de alta definición para conseguir un resultado de la abdominoplastia estéticamente más bonito y natural.

 

Diferencia entre abdominoplastia y dermolipectomía

En algunas ocasiones, suele confundirse una cirugía de abdominoplastia de la dermolipectomía. Tenemos que tener en cuenta que cuando hablamos de una abdominoplastia engloba todas las técnicas quirúrgicas que tienen como objetivo trabajar la zona abdominal eliminando grasa, exceso de piel, la corrección de la muscultura, etc. 

En cambio, una dermolipectomía se considera dentro de la técnica de la abdominoplastia cuando se centra en una zona abdominal. Sin embargo, puede realizarse en otras zonas del cuerpo como glúteos, piernas o brazos. Su objetivo principal es la eliminación de grasa localizada y de exceso de piel. Es decir, una dermolipectomía abdominal eliminará la grasa acumulada y la piel excesivamente flácida consiguiendo un vientre plano. Mientras que la abdominoplastia, además, corregirá la musculatura.

Sin embargo, debemos tener en cuenta, que si bien son cirugías habituales tras una gran pérdida de peso, en ningún caso son intervenciones para “adelgazar”. Puedes conocer la experiencia de Antonio en este vídeo.

¿Necesitas más información sobre qué es la diástasis abdominal y cómo tratarla? ¿Quieres conocer más a fondo la técnica de la abdominoplastia o la dermolipectomía? Ponte en contacto con nosotros y solucionaremos tus dudas.

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