Sin embargo, la capacidad para lactar está más relacionada con la presencia de lóbulos glandulares, conductos galactóforos que conecten los lóbulos al pezón y la sensibilidad del mismo, que con la cantidad de glándula mamaria.
Uno de los factores que más afecta en este tipo de intervenciones es la reubicación del complejo areola – pezón (CAP), que puede variar dependiendo de la anatomía de la paciente y la técnica quirúrgica utilizada. En este sentido, la mayoría de las técnicas utilizadas actualmente intentan preservar al máximo las propiedades de la glándula mamaria.