Uno de los graves problemas del abordaje y tratamiento del lipedema es la falta de un diagnóstico preciso, ya que en muchas ocasiones es confundido con otras alteraciones como la celulitis o la obesidad.
Tanto el lipedema como la celulitis son patologías del tejido graso. Sin embargo, son alteraciones completamente diferentes. Por ejemplo, la celulitis puede presentarse en mujeres con piernas delgadas.
Lo que entendemos por celulitis es la acumulación de tejido adiposo que forma nódulos y hoyuelos, lo que se conoce como piel de naranja, y se localiza en caderas, muslos, nalgas y abdomen. No suele ser doloroso y no produce equimosis (morados). Mientras que el lipedema se localiza exclusivamente en las piernas o brazos, es doloroso y se caracteriza porque aparecen morados habitualmente.
La celulitis suele mejorar con ejercicio físico, una alimentación equilibrada y tratamientos corporales como maderoterapia, mesoterapia, endermología (LPG), ondas de choque, radiofrecuencia, etc. Ninguno de estos tratamientos es eficaz en el caso del lipedema.