Durante años, el lifting facial estuvo asociado a una imagen de “rostros estirados” que perdían parte de su capacidad expresiva. Con los años no solo han mejorado las técnicas, sino también el concepto de rejuvenecimiento en sí y el abordaje. Las técnicas actuales permiten actuar a un nivel más profundo de los tejidos: Ahora no se trata de estirar la piel como en décadas anteriores, sino que trabajan con las estructuras profundas del rostro. Además, también ha cambiado el enfoque médico, si antes se buscaba únicamente rejuvenecer, ahora el objetivo es también preservar la dinámica facial y respetar la expresividad individual y única de cada persona.
Lifting y expresividad
En los años 70 y 80, los primeros liftings faciales eran principalmente superficiales, lo que a menudo resultaba en una apariencia tensa o poco natural, conocida como “efecto máscara”.
A partir de la década de los 90, las técnicas avanzaron hacia un enfoque más anatómico, abordando los tejidos subyacentes, especialmente el SMAS (Sistema Musculoaponeurótico Superficial), una capa de tejido que sostiene las estructuras faciales. Esta innovación permitió resultados más naturales y duraderos.
Actualmente, el enfoque integral busca la restauración del volumen perdido mediante la combinación de diferentes técnicas, incluyendo lipoinjertos (injertos de grasa) para devolver los volúmenes faciales. Además, el uso de tecnologías menos invasivas, ha complementado los liftings quirúrgicos para mejorar la calidad de la piel.