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Llega el verano acompañado de picoteo, chiringuitos, helados, cervecitas frescas y encuentros con amigos en los que la comida suele ser la protagonista. Y aunque la “operación bikini” quedó atrás, no queremos perder los resultados que conseguimos, pero tampoco queremos seguir a base de lechuga y pechuga de pollo. Escoger los alimentos, la manera de cocinarlos e hidratarte bien puede ayudarte a estar más saludable, a cuidar de tu piel y a seguir con una buena silueta al final del verano. Estos son nuestros consejos sobre cómo comer bien en verano.

Tus tapas preferidas

Si alguna cosa nos encanta del verano son sus tapas. No tenemos porqué endemoniarlas si sabemos qué pedir. Primero, deja de lado los chipirones a la andaluza o los calamares a la romana. Y opta por los mejillones, las almejas o los berberechos, al vapor o en conserva son igualmente ligeros y saludables. Son fuente de vitamina B12, hierro y proteínas, por lo que son ideales para prevenir y combatir la anemia, y apenas contienen grasa, por lo que resultan ideales como tapa ligera.

El salpicón, la sepia a la plancha (que además de aportar pocas calorías es muy saciante), champiñones salteados o gambas a la plancha (ambos aportan proteína y muy poca grasa) pueden ser tu mejor opción. Y si eres de las que adoras el vinagre y lo picante, tienes vía libre para pedirte una de encurtidos, que como contienen poca grasa y muchos probióticos son buenos para nuestros intestinos.

Cocinar sin remordimientos

La época estival es ideal para inventar platos frescos y saludables que te ayudarán a mantener tu línea y tu salud en buenas manos. Aquí te presentamos algunas de las maneras más ligeras y con mucho sabor de preparar platos sabrosos, digestivos y buenos para tu silueta.

  1. Papillote: Es una manera rápida de cocinar con mucho aroma. La base suele ser verdura cortada en juliana sazonada con hierbas aromáticas, limón, pimienta y/o caldo y encima se coloca la carne (mejor blanca) o un lomo de pescado (el salmón, la merluza, la corvina, la dorada, lubina… son ideales). Se cierra el paquete de manera hermética y se deja en el horno hasta que se infle. Como los alimentos se cocinan en su propio jugo, el resultado es una explosión de sabor.
  2. Al vapor: Es uno de los métodos más sanos para cocinar porque reduce el uso de grasas y los alimentos se cuecen sin perder ni nutrientes ni sabor. Es ideal para verduras , patatas y pescados. Si los aromatizas con especias, el resultado nos ofrece mucho sabor y pocas calorías.
  3. Ensaladas: Aquí lo importante es que la parte vegetal sea la protagonista. Espinacas, rúcula, lechuga, cogollos, canónigos, kale, tomate, zanahoria, cebolla, pimiento… Las legumbres hervidas y germinados, siempre tienen cabida. El resto (un poquito de atún, de frutos secos, de jamón, aceitunas, queso, etc.) debe ser más un adorno que la base. El secreto estará en el aliño. Por ejemplo, puedes rallar tomate y cebolla y mezclarlos con sal, vinagre de jerez y aceite de oliva. Inventa tus propias vinagretas sin miedo, siempre que te alejes un poco de las mayonesas, salsas rosas y salsas de queso.
  4. Brochetas: Es una manera divertida de comer y la mar de fácil de hacer. Corta los ingredientes en tacos pequeños y marínalos (por ejemplo con una mezcla de salsa de soja y lima) durante unos minutos. Luego insértalos en la brocheta combinándolos (berenjena, calabacín, pollo, atún, pimiento, tomate…) y hazlos a la brasa o al horno. Ves pintándolos de tanto en tanto con la salsa para que te queden más sabrosos.
  5. Salteados: Para saltear, el wok es un buen compañero. Corta los ingredientes en juliana bien finitos, solo necesitarás un poco de aceite de oliva y el wok bien caliente. Ves removiendo constantemente para que los alimentos toquen las paredes calientes del wok y se hagan rápidamente. Un salteado ideal puede ser el que hagas con setas, tiras de pollo, zanahoria, col y cebolla.

Tus alimentos, tus aliados

Piensa en los alimentos como amigos y no como enemigos. Podemos comer casi de todo si lo hacemos con precaución y sin atracones. No debemos obsesionarnos con las calorías, pero sí debemos estar muy atentos a nuestra salud. Algunos de estos alimentos pueden convertirse en tus aliados durante este verano.

  • Cítricos: como aliño a las comidas, como desayuno o merienda (por ejemplo las naranjas o los pomelos). Nos aportan vitamina C y antioxidantes, lo que nos ayudará a mantener nuestra piel más protegida de los radicales libres y más elástica.
  • Espinacas y zanahorias: su gran cantidad de betacarotenos nos protege de los radicales libres. Además, el retinol que estos alimentos aportan a nuestro organismo cuida de nuestra piel.
  • Berenjena y calabacín: en verano están en su mejor momento. Tienen muy pocas calorías y aunque la berenjena deba siempre cocinarse, el carpaccio de calabacín es delicioso con un buen aliño. Además, nos aportan fibra y minerales entre los que destacan el calcio, el potasio, el fósforo y el magnesio.
  • Tomate: en ensaladas, asado, al horno, rallado… es la joya del verano. Además de ayudar a hidratarnos, contiene mucha vitamina A y betacarotenos, ambos esenciales para la salud de nuestra piel. Aporta pocas calorías y es muy versátil en la cocina.
  • Fruta: sandía, melón, melocotón, nectarina… cualquiera que sea de temporada nos ayuda a mantenernos hidratados, a combatir la retención de líquido y a reforzar las estructuras de nuestra piel.

Agua de sabores

El agua debería ser nuestra mejor baza en tiempos de calor (aunque también durante todo el año). No bebas solo cuando tengas sed, ten siempre a mano tu botellita (mejor reutilizable que de un solo uso) y dale un sorbo cada poco para mantenerte hidratada durante todo el día. A muchas personas eso de beber agua les “aburre” y cuando sienten sed acaban echando mano de alguna bebida edulcorada que no es lo más ideal ni para tu línea ni para tu salud.

Si eres de esos a los que el agua no les llama la atención prueba a añadirle trocitos de fruta o especias y tendrás una bebida saludable y agradable al paladar. Por ejemplo, añade frutos rojos y tendrás una bebida rica en Vitamina C y con un punto ácido agradable que te recordará a otras bebidas menos recomendadas. Si lo que le sumas al agua son rodajas de lima y menta, tendrás un plus de frescor y antioxidantes que te dará energía y te protegerá de los radicales libres. Si la noche anterior te pasaste con la cena, prueba a hacer agua con trocitos de pepino y rodajas de limón para conseguir un efecto desintoxicante.

Infusiones frías

Otra opción son las infusiones que no tienen porqué ser ni las tradicionales ni calientes. Si optas por un té frío de té verde y menta, estarás aprovechando todo el poder antiinflamatorio y desintoxicante del té y las propiedades diuréticas de la menta. Pero no tienes porqué conformarte con las infusiones más habituales. Así, las de anís y canela en rama te ayudan con la digestión.y aceleran tu metabolismo. Las de manzana y cúrcuma son antiinflamatorias, la de jengibre y regaliz tienen un gran efecto depurativo.

Hacerlas es fácil: calienta agua, deja infusionar, deja que se enfríe y guárdala en una botella o jarra en la nevera. Ya tienes lista una bebida refrescante, sana y sin calorías. Y si eres de las que no puede renunciar a lo dulce, prueba a añadir un poco de estevia o una cucharadita de miel.

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