Los polinucleótidos son fragmentos de ADN obtenidos de forma natural. Estos fragmentos tienen una gran capacidad regeneradora. Actúan a nivel celular estimulando la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico, proteínas que son esenciales para mantener la piel joven, hidratada y con una textura uniforme. Además, estas sustancias poseen un efecto antioxidante que previene las arrugas, retardando los signos de envejecimiento cutáneo.

Este tratamiento es cada vez más popular debido a que mejora la apariencia general de la piel sin aportar volumen ni remodelar la estructura facial, a diferencia de otros rellenos dérmicos.

Su alta biocompatibilidad hace que los riesgos sean mínimos, al mismo tiempo que ofrece unos resultados duraderos. Es ideal como tratamiento preventivo en los pacientes más jóvenes para hacerle frente al envejecimiento. En estos casos suele hacerse 3 sesiones espaciadas por 30 días. Mientras, en pacientes más mayores, se recomiendan unas 4 sesiones para lograr mejorar la firmeza de la piel y combatir las líneas de expresión.
Además, también puede emplearse para disimular cicatrices en la cara, el cuello o el escote. Sobretodo aquellas causadas por el acné.

El tratamiento con polinucleótidos consiste en la aplicación de microinyecciones intradérmicas en las zonas a tratar. La fórmula inyectada penetra en las capas profundas de la piel, activando los fibroblastos y promoviendo la regeneración celular.

El procedimiento es sencillo, rápido y no invasivo. Esto hace que después del tratamiento se puedan retomar las actividades cotidianas de forma inmediata.

En IM CLINIC, realizamos el tratamiento con polinucleótidos con la mayor precisión posible con la finalidad de evitar la aparición de hematomas.

Este tratamiento puede aplicarse en diferentes zonas del rostro y el cuerpo para mejorar su aspecto.

Los micro inyectables de polinucleótidos son cada vez más demandados debido a sus múltiples beneficios. Estas son las ventajas de este tratamiento estético para tu piel:

– Permite regenerar y revitalizar la piel.

– Favorece la producción natural de colágeno y elastina.

– Mejora la firmeza y elasticidad cutánea de manera progresiva.

– Atenúa las arrugas y líneas de expresión sin alterar los volúmenes del rostro, a diferencia de otros tratamientos inyectables como el ácido hialurónico.

– Posee una gran capacidad de atraer y retener agua, proporcionando una hidratación profunda en la piel.

– Es de gran ayuda a la hora de disimular cicatrices, incluyendo las causadas por el acné.

– Tiene un efecto antioxidante que protege la piel, aporta un aspecto más saludable y luminosidad a largo plazo.

– Unifica el tono, ya que restablecen el equilibrio de los melanocitos, por lo que unifican el tono

– Combate el cansancio en los ojos, logrando una mirada revitalizada y con menos arrugas.

Si queremos potenciar el efecto de los polinucleótidos, se puede combinar con ácido hialurónico para una hidratación más profunda, con hilos tensores para un efecto lifting sin cirugía, con radiofrecuencia fraccionada, que también mejora la firmeza de la piel y potencia la producción de colágeno, o bien con el láser CO2 fraccionado, que mejora la textura cutánea y reduce las cicatrices.

En definitiva, es idóneo para conseguir unos mejores resultados y preparar los tejidos antes de someterse a otros tratamientos estéticos, como pueden ser el láser, la radiofrecuencia, los rellenos dérmicos, un peeling, el needling o la cirugía.

Aunque los efectos no son inmediatos, el proceso de regeneración celular comienza desde la primera sesión. Los resultados finales son visibles entre las 6 y 12 semanas posteriores al tratamiento, cuando la piel ya ha generado nuevas fibras de colágeno y elastina. Los resultados pueden durar hasta los 12 meses, dependiendo del estilo de vida, genético y factores individuales de cada paciente.

Para un mejor resultado, suele recomendarse de 3 a 4 sesiones de mantenimiento espaciadas en el tiempo. Aunque es importante antes valorar el estado de la piel y las expectativas del paciente.