La nariz tiene un especial protagonismo en nuestro rostro por ser una parte importante de la armonía de nuestras facciones. Seguramente por ello la operación de nariz es una de las cirugías faciales más demandadas tanto por ellos como por ellas. Esta cirugía no solo puede mejorar la estética de la nariz, también su funcionalidad en aquellas personas que tienen dificultades en la respiración. En los últimos años, la rinoplastia sin cicatriz, más conocida como rinoplastia cerrada, se ha convertido en una opción muy solicitada debido a la ausencia de cicatrices visibles, pero no siempre es posible realizarla.

Llamamos rinoplastia sin cicatriz a una técnica de la cirugía nasal que permite mejorar tanto la estética como la funcionalidad de la nariz sin dejar marcas visibles en la piel. Esto es posible porque se realiza a través de incisiones internas en las fosas nasales.

A diferencia de la rinoplastia abierta, en la que se realiza una finísima incisión en la columela (el espacio que une la nariz con la parte superior del labio). 

Si bien es cierto que la rinoplastia cerrada permite al cirujano plástico remodelar la estructura ósea y cartilaginosa de la nariz sin dejar cicatrices visibles en la piel, no siempre se puede llevar a cabo. Debemos tener en cuenta que cuando el trabajo en la estructura de la nariz es intenso, es posible que el cirujano decida realizar una rinoplastia abierta para poder conseguir unos resultados óptimos.

La cirugía de la nariz, ya sea una rinoplastia estética o una rinoplastia funcional, es una de las más técnicas y artísticas, por lo que es importante recurrir a un cirujano plástico experimentado para conseguir unos resultados naturales y equilibrados con el resto de nuestras facciones. 

Existen, dos abordajes: rinoplastia abierta o cerrada. Será el cirujano plástico quien escoja la mejor técnica según las necesidades específicas de cada paciente y del tipo de cambios que desee o necesite realizar en su nariz. 

Rinoplastia abierta

La rinoplastia abierta es una técnica que permite un acceso más amplio a la estructura de la nariz. Para conseguirlo, el cirujano realiza una pequeña incisión en la columela (la parte de la piel entre las fosas nasales) para levantar la piel y acceder a la estructura completa de la nariz. Esta técnica es especialmente útil para casos más complejos, ya que proporciona visibilidad completa de los huesos y cartílagos nasales. Si bien deja una cicatriz mínima en la base de la nariz, que con el tiempo se hace inapreciable, la rinoplastia abierta facilita al cirujano realizar cambios más precisos y es especialmente útil para corregir deformidades importantes o para cirugías de revisión.

Rinoplastia cerrada

La rinoplastia cerrada, también conocida como rinoplastia sin cicatriz, es una técnica en la que todas las incisiones se realizan dentro de las fosas nasales, lo que evita cicatrices visibles. Esta técnica es menos invasiva y se recomienda para cambios moderados en la estructura de la nariz, permitiendo al cirujano remodelar el cartílago y el hueso sin necesidad de incisiones externas. Gracias a su enfoque menos invasivo, la rinoplastia cerrada suele tener una recuperación más rápida y un menor tiempo de inflamación.

La rinoplastia cerrada comienza con pequeñas incisiones en el interior de las fosas nasales, a través de las cuales el cirujano puede acceder y esculpir la estructura de la nariz sin dejar cicatrices externas. Mediante herramientas especializadas, el cirujano remodela el cartílago y el hueso según las necesidades estéticas y funcionales del paciente. Este procedimiento permite corregir características específicas, como la punta nasal, el dorso o el ancho de la nariz, manteniendo un control preciso sobre los cambios.

Al no requerir incisiones externas, la rinoplastia cerrada minimiza el trauma en los tejidos y reduce el tiempo de recuperación, manteniendo siempre una gran precisión en los resultados. Cada intervención se adapta a la anatomía y deseos del paciente, logrando unos resultados naturales y en armonía con los rasgos faciales.

La recuperación de una rinoplastia cerrada suele ser más rápida y cómoda que la de una rinoplastia abierta, al ser una cirugía menos invasiva.

Durante los primeros días, es habitual que se presente una ligera hinchazón y moretones alrededor de la zona tratada, aunque estos síntomas tienden a disminuir pasada la primera semana.

El paciente podrá retomar sus actividades cotidianas después de aproximadamente 7 a 10 días, aunque es recomendable evitar actividades físicas intensas durante las primeras semanas. Es importante seguir las recomendaciones específicas del cirujano en cuanto a medicación y consejos, como dormir con la cabeza elevada y evitar la exposición al sol para minimizar la hinchazón y ayudar a una recuperación adecuada.

Los resultados de la rinoplastia son visibles a partir de las primeras semanas, pero no será hasta unos 12 meses de la intervención cuando serán definitivos, ya que durante ese tiempo, se darán pequeños cambios en la nariz.

  1. Sin cicatrices externas: Todas las incisiones se realizan dentro de las fosas nasales, por lo que no queda ninguna marca externa.
  2. Recuperación más rápida: Al ser una técnica menos invasiva, la rinoplastia cerrada permite una recuperación más rápida y con menos incomodidad.
  3. Resultados naturales: Al trabajar con incisiones internas, el cirujano puede ajustar la estructura nasal de forma precisa, logrando resultados que armonizan con el rostro sin cambios bruscos.
  4. Menos hinchazón postoperatoria: La técnica cerrada minimiza el trauma en los tejidos, lo que reduce la hinchazón y acelera el proceso de recuperación.
  5. Procedimiento ideal para modificaciones sutiles: Es perfecta para aquellos que desean cambios moderados y naturales sin necesidad de una intervención más compleja.

Si aún tienes dudas sobre la rinoplastia sin cicatriz, solicita una primera consulta con nuestro equipo médico para resolver cualquier inquietud.

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